lunes, 25 de junio de 2007

Viaje Invisible – Bienvenido a SoledLand

Bajo mis pies puedo ver como todo se vuelve más diminuto, seguimos subiendo sobre la burbuja dorada. Hacia dónde nos trasporta, no lo puedo imaginar, pero la tranquilidad en los ojos de Espint me produce la relajación necesaria que hace mucho no sentía.

La burbuja es hermosa, tanto en su color como en textura, me inclino para tocar su suave superficie y puedo notar que es bastante resistente, no se compara a las débiles pompas de jabón, cuando jugaba con ellas en mi infancia, reventándose a los pocos segundos de levitar.

A lo lejos se distingue una luz superior a las otras, será el Sol de este mundo, acerco la palma de mi mano para cubrir mis ojos y así poder observar con más claridad. Creí reencontrarme con mi estrella, pero al enfocar mi visión comprendo la verdadera forma de la estrella, cuando un imponente y grandioso dragón blanco se desprende de la luz que lo mantiene prisionero, todo tiene sentido ahora. El dragón se aproxima hasta la burbuja, entiendo en ese último gesto una suerte de adiós, al desaparecer entre las nubes.

El ascenso se detiene bruscamente, perdiendo el equilibrio durante unos diminutos segundos, el gato Espint -con escasas palabras- me indica el final de este recorrido:
-Antes de seguir, recuerda todo lo que te motivó a emprender este viaje-. Acotó sin decir más. El felino azul me empujó de la burbuja y retornó solo en el descenso, sin apartar sus hermosos ojos color miel de mi vista.

En la absoluta soledad del cielo y rodeado de espumosas nubosidades, aparece frente a mí un portal y tras él un palacio majestuosamente espectacular. En las afueras, un letrero me informa que el nombre de este lugar está cobijado en mi memoria, también se me indica que debo escribirlo con los colores que tengo guardados en mi bolsillo. Al acercar uno de esos lápices, aparece la escritura por arte de magia en un gran cartel de bienvenida, el portal comienza su apertura…


domingo, 17 de junio de 2007

Viaje Invisible - Burbuja Dorada


Espint sigue descansando en mis hombros, he caminado bastante y mis pies no se han cansado en lo más mínimo. No entiendo por qué seguimos en esta dirección, a veces todo el paisaje me parece interminable. La luz entre la densa arboleda comienza a vislumbrarse, el gato que me acompaña –ahora en completo silencio- se arroja velozmente al suelo, pisando delicadamente la superficie, sus palabras rompen el silencio del bosque.

-Este lugar es el indicado, cerca de la luz hay un pozo, debemos llegar hasta él-. Indica el felino.

Sin tiempo para formular preguntas, obedezco la convicción de Espint, imaginándome que algo positivo me espera en el lugar que se me indica. El pozo ahora se encuentra a pocos pasos de mí, tengo miedo de caer, así que espero prudente algún comentario de mi compañero de viaje. Instantes silenciosos. El bosque parece estar atento a nuestras decisiones.

-¿Recuerdas las semillas de la corona que guardaste en tu bolsillo?-. Pregunta Espint. En estos momentos es cuando empiezo a desconfiar de este gato, cómo es posible que sepa lo que hice con anterioridad. Comienza la incomodidad de la situación.

-Te dije antes que no me temieras, sé todo lo que has vivido en este mundo, porque estamos conectados desde hace mucho tiempo-. Estas palabras logran tranquilizarme un poco, no entiendo el trasfondo de este parlamento, pero no puedo negarme a lo que Espint me provoca. Saco las semillas de mi bolsillo y se las enseño.

-Ahora debes lanzarlas al pozo y esperar-. Afirmó el gato. Acto seguido las semillas se perdían en la oscuridad de aquel interminable agujero. Ambos esperábamos impacientes, hasta que pasado unos minutos, un leve zumbido indica la aproximación de un objeto subterráneo.

En la entrada del pozo, aparece una figura ovalada y de color dorado semi-transparente, Espint me invita a subir hasta aquella burbuja, tranquilizándome para continuar. Una vez sobre la esfera luminosa, comenzamos a ascender…

martes, 5 de junio de 2007

Viaje Invisible – El Gato Espint

Desciendo de la estrella que me ayuda a conocer los distintos lugares que he recorrido, nunca me hubiese imaginado que sería la última vez que la vería. Al caminar, un escalofrío recorre todo mi cuerpo, trato de arroparme con mi abrigo, pero antes de lograrlo, un inmenso temblor sacude la tierra que desde hace mucho no pisaba.

Me cobijo en las faldas de un cerro, coronado por un árbol de tronco grueso en color marfil, apoyo mi espalda en su corteza. Ahora todo se ha tranquilizado, la gente en los campos parece tan ajena a todo lo que puedo apreciar desde aquí. Mis pensamientos son interrumpidos por una pequeña sombra.

Observo a mi alrededor y no veo nada en movimiento, prefiero alejarme del árbol y me acerco a un estrecho camino, compruebo que esa presencia sigue mis pasos. Al girar, unos ojos redondos se clavan en mi mirada, se trata de un gato azul de hermosos ojos anaranjados, realmente podrá verme, he comprobado que nadie ha notado mi existencia en esta forma. Una diminuta voz interrumpe mis meditaciones.

-No temas, no soy un peligro para ti-. Dijo el gato ante mi evidente perplejidad.
-Soy Espint, y si cuestionabas tu existencia, yo he esperado mucho para encontrarte, ahora seré tu compañero de viaje-. Luego de terminar esta frase se acerca hasta mi ubicación.
-No tienes elección, tu estrella no volverá, ahora el viaje invisible será dirigido por mí-. Ahora el gato se sube a mis hombros de un ligero salto.

Ante el monólogo de este gato, extrañamente no puedo negarme, siento una completa armonía cerca suyo, no me agrada la idea de ser guiado por un felino parlante, pero este viaje no tiene mucho de realidad después de todo.

Ha cambiado la modalidad, pero este viaje aún continúa…