jueves, 19 de abril de 2007

Viaje Invisible – Lluvia de Sentimientos



El día se ha enrarecido en forma repentina, no soy quién para ponerme a criticarlo, los días parecen ser igual a este recorrido que se hace cada día más impresionante. Nubes grises se acercan amenazando aquel azul radiante e inmenso que alucinaba con su reflejo en mis pupilas. Se escuchan truenos, se ven relámpagos en el cielo ahora completamente grisáceo.

Una cálida brisa acaricia mi rostro y estremece mi cuerpo mientras corta el aire. Siento que algo cae del cielo, rebota delicadamente en mi hombro y se desplaza velozmente hasta caer al suelo, observo mis pies… me sorprendo…

Alzo la vista, desde aquel cielo iluminado por intensas ráfagas de luz, distingo algunas hileras que avanzan lentamente y en el descenso puedo apreciar que no es agua lo que arrojan aquellas nubes, son palabras que se van formando al desprenderse alfabéticamente mientras son prisioneras del proceso de condensación.

Las palabras que se pueden leer en el cielo no son creadas al azar, responden a los propios sentimientos desechados por los seres que viven en la superficie, los mismos que antes disfrutaron de ese brillante cielo azul al retener y reunir tanto sentir que se adueñaron de ellos, es por eso que la lluvia se encarga de liberarlos.

Bajo la vista, se desvanece en el charco de letras la palabra que se topó con mi cuerpo oponiéndose a su descenso. Aún puedo reconocerla y al sentirla nuevamente, aflora una inesperada sonrisa en mi rostro… Pensé que ya lo había olvidado…

miércoles, 4 de abril de 2007

Viaje Invisible – Pasado

¿Dónde estoy?
Silencio, oscuridad, desolación…

Hasta qué punto he permitido que me lleve este viaje. Lugares comunes me traen de vuelta los inevitables y dolorosos recuerdos.

¿Te acordarás de mí también? -No lo sé.

No puedo ver nada, la extensa y espesa bruma oscura me impide distinguir lo verídico de lo onírico, y si finalmente todo resultase ser un sueño, cuándo despertaré.

Lo último que vi cuando nos reunimos aquella tarde primaveral, fue tu espalda caminando en dirección opuesta a la mía, que por inexplicable temor emprendió el camino equidistante. Tus ojos comenzaron a humedecer, el miedo se apoderaba de mí.

Ya no estás y tal vez nunca estuviste en verdad, en la total y absoluta oscuridad que me embarga, tu rostro, tu cuerpo, tus palabras y pesares parecen sólo un condimento más para provocar el frío clamor de mi espíritu que se trata de liberar de su escabroso pasado.

¿Dónde estoy?
Dejando el silencio, la oscuridad y desolación de mi alma. Ha llegado la luz que tanto estaba esperando…

…Este viaje que estoy viviendo, será realmente un sueño o una ilusión…