Viaje Invisible – Bienvenido a SoledLand

La burbuja es hermosa, tanto en su color como en textura, me inclino para tocar su suave superficie y puedo notar que es bastante resistente, no se compara a las débiles pompas de jabón, cuando jugaba con ellas en mi infancia, reventándose a los pocos segundos de levitar.
A lo lejos se distingue una luz superior a las otras, será el Sol de este mundo, acerco la palma de mi mano para cubrir mis ojos y así poder observar con más claridad. Creí reencontrarme con mi estrella, pero al enfocar mi visión comprendo la verdadera forma de la estrella, cuando un imponente y grandioso dragón blanco se desprende de la luz que lo mantiene prisionero, todo tiene sentido ahora. El dragón se aproxima hasta la burbuja, entiendo en ese último gesto una suerte de adiós, al desaparecer entre las nubes.
El ascenso se detiene bruscamente, perdiendo el equilibrio durante unos diminutos segundos, el gato Espint -con escasas palabras- me indica el final de este recorrido:
-Antes de seguir, recuerda todo lo que te motivó a emprender este viaje-. Acotó sin decir más. El felino azul me empujó de la burbuja y retornó solo en el descenso, sin apartar sus hermosos ojos color miel de mi vista.
En la absoluta soledad del cielo y rodeado de espumosas nubosidades, aparece frente a mí un portal y tras él un palacio majestuosamente espectacular. En las afueras, un letrero me informa que el nombre de este lugar está cobijado en mi memoria, también se me indica que debo escribirlo con los colores que tengo guardados en mi bolsillo. Al acercar uno de esos lápices, aparece la escritura por arte de magia en un gran cartel de bienvenida, el portal comienza su apertura…