sábado, 29 de septiembre de 2007

Un Año Recorrido


Pasaron 365 días, que no han sido en vano.

Tengo tantas cosas que escribir, las ideas en mi cabeza pugnan por un sitial mejor que las otras, pero sólo puedo empezar agradeciendo ya que puedo sentir en estos momentos la felicidad de las cosas simples.

Me he alejado de todo lo malo y oscuro que alguna vez nubló mi vida, ahora lo veo como una interrupción, sólo un obstáculo que me impidió encontrarme conmigo mismo. En mi actual estado, me reconozco y asumo como un ser que constantemente piensa demasiado en cosas que no necesitan de tanto análisis, pero también me doy cuenta que a pesar de ello muchos de mis estimados amigos siguen firmes acompañándome en este camino. Esto me indica que no es equívoco el camino que emprendí.

Doy gracias a mi familia en especial a mi hermosa madre que me entregó de forma generosa los valores que he ido forjando en el tiempo, siento que perduran y se consolidan aún más, es lo más preciado que tengo, lo absolutamente mío, lo que jamás quiero perder porque es mi esencia.

Gracias a todos mis amigos, seres maravillosos que siguen apareciendo de todos los lugares jamás pensados, su apoyo me hace crecer y tener confianza en un día cada vez mejor, su sonrisa al pasar y sus alegres comentarios endulzan mi vida, me llenan de gozo, ese goce maravilloso de la complicidad.

No debo temer, los miedos persisten en quedarse a mi lado, pero quiero seguir aprendiendo de la vida. Este juego aún no se acaba, es de tiempo completo y como todos saben no tengo aptitudes para ser denominado un “jugador”, pero a este gran juego -en especial- no me invitaron, sólo estoy porque me gusta y cuando a uno le gusta algo, no quiere que termine.

Saludos especiales a los amigos virtuales que se han incorporado al mundo SPICA, diferentes visiones, diferentes caminos que nos llevan al mismo lugar.

Gracias a todos!
*SPICA

…Ya no les pido compañía en este viaje, porque siempre estarán junto a mí, cuando me acuerde de ustedes…

sábado, 8 de septiembre de 2007

Alegría Cruel


Amigos, les entrego una sensación que hace tiempo no canalizaba en mi existencia. Es un sentir extraño de esas “cosas prohibidas” que tantas veces nos suelen advertir y -queramos o no- son parte de la vida.

Esta es una historia de personas cercanas a mí, en un lugar que no es de mi agrado y uno de los involucrados no se merece ninguna presentación especial. Un amigo me relató lo que sucedió un día de este año, pero hace bastante tiempo atrás. Se trata de un episodio de antología, digno de ser relatado en estas líneas que ahora escribo para ustedes.

El sentimiento al que hacía referencia anteriormente es lo que yo defino como “Alegría Cruel” y no me refiero específicamente a jactarnos de los errores ajenos, ni presenciar situaciones embarazosas (tipo videoloco). NO, esto va mucho más allá del mero acto de sonreír, es vivir en carne propia la nunca bien ponderada justicia terrenal.

Me imagino tu cara deslavada por la ingratitud que tú mismo has ido forjando en tu camino, me lo imagino y me atosigo de placer al verte avergonzado ante los ojos de los demás, te imagino humillado ante tus propias cavilaciones de lo correcto e incorrecto… Y es que ni siquiera sabes cuánto de todo lo que te mereces, está ocurriendo en estos momentos…

Y no existe temor ni vergüenza en mi al sentir todo esto, las sonrisas brotan espontáneas y un pequeño atisbo de humanidad me permite entrever tus errores ante mis ojos deseosos de venganza… una venganza que esta vez no fue tan mía como quisiese… Pero a fin de cuentas te mereces todo lo que los demás te hagan y esa es mi alegría… mi Alegría Cruel.